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¿Cómo responder a las preguntas difíciles de los niños?

A medida que nuestros hijos descubren el mundo, comienza una intensa etapa de curiosidad en que todo parece generar preguntas, hasta los temas más complejos. En su inocencia no hay filtros, y aunque muchas veces esas preguntas difíciles de los niños nos dejen en blanco, como padres es importante contestar con asertividad y empatía. 

5 claves para responder a las preguntas difíciles de los niños

A partir de los 3 años, los niños desarrollan una curiosidad muy particular en que se cuestionan muchas cosas, ¡hasta las más rebuscadas y complejas! A medida que descubren cómo funciona el mundo también quieren respuestas y entender el origen de las cosas, y comienzan los clásicos porqué, cómo, dónde, quién, cuándo…

Aunque muchas veces esas preguntas toman a los padres desprevenidos, y puedes descolocarnos o incluso incomodarnos, esa curiosidad es la clave del aprendizaje, y por lo tanto es una cualidad que debemos potenciar. Para eso, es muy importante asegurar una comunicación abierta, un espacio seguro al que sepan que pueden acudir siempre.

Los padres que se muestran abiertos al diálogo con sus hijos facilitan el acercamiento a otros temas importantes como los de tipo racial, religiosos, sexuales y de autoestima, mejorando así el equilibrio y la relación entre ellos, explica la doctora británica Miriam Stoppard, experta en educación y salud infantil, en su libro Las preguntas difíciles que hacen los niños.

*Miriam Stoppard, doctora y escritora británica especializada en crianza, cuidado infantil y salud de la mujer. Ha publicado 8 libros (con más de 25 millones de copias vendidas) sobre concepción, embarazo y parto, cuidado y desarrollo infantil, y salud de la mujer.

Esa confianza mutua además fortalece la seguridad del niño o niña, y con ello su confianza y autoestima.

No siempre es fácil, lo sabemos, por eso en este artículo te compartimos 5 claves para responder a esas preguntas difíciles de tus hijos/as con asertividad y empatía.

No lo recrimines por preguntar y celebra su curiosidad 

La curiosidad es la clave del aprendizaje, por eso es una cualidad que debemos celebrar y potenciar en los niños. Así que lo primero es que demuestres que te interesa su inquietud y preocupación, y que sienta que contigo pueden tener una comunicación efectiva y de confianza.

Hazle saber que está en un espacio seguro donde su curiosidad es siempre bienvenida. Si te limitas a decir “son cosas de adultos”, podrías hacer que tu hijo o hija entienda que esos temas son prohibidos, y que sienta culpa o se autocensure la próxima vez.

Intenta contestar con espontaneidad 

Esto puede ser un poco más desafiante, pero eres mamá, ¡tú puedes! Quizás tu hijo te plantee algo incómodo, como la muerte, un divorcio o sexo, temas que incluso entre adultos nos cuesta hablar, pero aunque su pregunta te descoloque, intenta responder con espontaneidad y calma.  

Si reacciones de forma negativa o te pones muy nerviosa, o si contestas con evasivas y cambias el tema, tu hijo puede sentir que hizo algo malo al preguntarte. Si necesitas un momento para pensar una respuesta adecuada, puedes pedirle unos minutos mientras juega o hace otra cosa, y darte ese tiempo para pensarla. No todo tiene que ser al instante, pero tampoco lo dejes pasar.

Escucha su opinión sobre el tema

Antes de contestar, puedes profundizar un poco más en el origen de su pregunta. Muchas veces lo que se cuestionan tiene que ver con una situación que vivieron en el jardín o colegio, algo que escucharon por accidente, la televisión, redes sociales, su imaginación, etc.

Incluso su inquietud se puede referir a algo completamente diferente de lo que pensamos. Ese contexto es clave para comprender mejor su pregunta y así darle una respuesta más adecuada. 

Sé honesta y clara para su edad

Aunque muchas veces los subestimemos, los niños entienden mucho más de lo que pensamos, así que contéstale de forma directa y clara, siempre adaptándote a su capacidad de comprensión. Si te das muchas vueltas y elaboras una respuesta muy extensa, solo conseguirás que tu pequeño quede más confundido, y en lugar de contestar su pregunta, generarás más dudas.

Por supuesto, no podemos hablarles como lo haríamos como un adulto, hay cosas que por su edad no comprenden o no necesitan saber aún, pero sí es importante ser clara, coherente y adaptar esa información a su edad. No es obligación decirlo todo con rigurosidad y lujo de detalles, pero sí es muy necesario no mentir, sino tu hijo puede formarse ideas equivocadas.

Si no sabes la respuesta, búsquenla juntos

En un estudio hecho por la Institución de Ingeniería y Tecnología IET de Reino Unido, en el que participaron más de 1000 padres con hijos de entre 4 y 12 años de edad, dos tercios de los encuestados (sí, ¡dos tercios!) reconocieron haber respondido de forma errónea con tal de no admitir su ignorancia... 

El 61% de los padres dijeron sentir pavor cuando sus niños los toman por sorpresa con preguntas difíciles y admitieron, también, haber esquivado con artimañas a estas pequeñas mentes inquisidoras (BBC Mundo)

Pero está bien que tu hijo sepa que no tienes todas las respuestas y que no eres una experta en todo (¡aunque te vea como una sabelotodo!). Así que si no tienes la repuesta, sé honesta y explícale que no sabes, pero que te encantaría averiguar juntos la respuesta.

Permite que esa inquietud los conecte y agradécele su curiosidad, demuéstrale que el o ella también te pueden enseñar cosas. Por ejemplo: “Qué buena pregunta, nunca lo había pensado, ¡busquemos juntos la respuesta, yo también quiero saber!

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Ya sabes, por más difícil que parezca esa pregunta de tu hijo o hija, recuerda que lo más importante es escuchar y prestar atención, incluso si no sabes la respuesta. 

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